• ¡El desierto está triste!

    ¡El desierto está triste!

    –¡Plof! ¡Plof!– gruñó Camilo, el camello más joven, mientras se desplomaba en la arena del desierto. –¿Qué te pasa, amigo? –preguntó Baltasar, acariciándole el lomo con preocupación. –No puedo más, mi barriga duele y mis patas están pesadas –respondió Camilo con voz débil. A lo lejos, Melchor y Gaspar también estaban ocupados con sus camellos,…

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