¡Ponte en mis zapatos!

En el colegio San Benito, todos llevaban uniforme: camisa blanca, pantalón o falda azul y un suéter con el escudo del cole. Pero había algo que los hacía únicos: sus zapatos.

Había deportivas de colores, botas con luces, zapatillas simples y algunas… muy gastadas.

Sofía usaba siempre las mismas: unas zapatillas viejas, con los cordones deshilachados y un agujerito en el costado. Algunos compañeros no tardaban en hacer comentarios:

—¿No tienes otras?

—¡Parece que salieron del contenedor!

Sofía solo bajaba la cabeza. No decía nada. Caminaba más deprisa para desaparecer.

Pero un lunes, la profesora Clara llegó con algo muy especial: una caja grande decorada con dibujos de zapatos. En la tapa, un cartel decía:

«Ponte en mis zapatos»

—Hoy haremos un viaje muy especial —dijo la profe—. Cada uno elegirá un par de zapatos de esta caja… y vivirá una historia distinta.

Intrigados, los niños sacaron zapatos al azar. Al calzárselos, cerraron los ojos… y entonces empezó la magia.

Mateo, el más popular, se encontró en una pequeña casa, compartiendo una habitación con dos hermanos. Vio cómo la mamá de Sofía remendaba sus zapatillas con amor, porque no podían comprar otras. Sintió el miedo de ir al cole sabiendo que podrían reírse de él.

Julia, que nunca hablaba con Martín, el compañero que leía más lento, se vio en una clase donde las letras saltaban, se mezclaban y escapaban. Sintió la vergüenza de no poder leer en voz alta, y las ganas de que alguien tuviera paciencia.

Uno a uno, los niños vivieron las vidas de sus compañeros. Entendieron sus silencios, sus nervios, sus luchas.

Al volver al aula, todos estaban en silencio. Nadie reía.

Hasta que Mateo se acercó a Sofía y le dijo con voz sincera:

—Tus zapatillas… son valientes. Como tú.

Ella lo miró sorprendida. Sonrió. Era la primera vez que alguien la veía de verdad.

Desde entonces, la caja «Ponte en mis zapatos» se quedó en clase. Cada vez que alguien juzgaba, hería o se burlaba, la profe decía:

—Es hora de caminar con otros pies.

Y así, poco a poco, la empatía se convirtió en parte del uniforme del cole.

Peque:

¿Cómo crees que se siente alguien cuando se ríen de su ropa o de sus cosas?

¿Qué crees que descubrirías si caminaras un día con los zapatos de otra persona?

¿Te animas a escuchar más y juzgar menos?

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