El pincel de los sueños

En un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos, vivía una niña llamada Marina. Tenía un secreto que sólo compartía con su gato gris, Menta: cuando pintaba algo con su pincel favorito, ¡eso se hacía realidad!

Una tarde, mientras el sol pintaba el cielo de naranja y rosa, Marina estaba en su taller, un rincón lleno de botes de pintura, lienzos y dibujos por todas partes. Menta, como siempre, estaba enrollado junto a sus pies. De repente, se escuchó un estruendo: ¡Crash! Algo había caído en la plaza del pueblo.

Marina salió corriendo y encontró a sus vecinos reunidos alrededor de un gran agujero en el suelo. Una enorme roca había caído y bloqueado el camino principal.

—¿Cómo vamos a cruzar ahora? —preguntó el panadero, rascándose la cabeza.

—Sin ese camino, no podremos llevar el pan al mercado mañana —añadió preocupada la florista.

Marina miró la roca y luego su pincel, que llevaba siempre en el bolsillo de su delantal. Su corazón latía rápido. ¿Y si intentaba ayudar?

Corrió de vuelta a su taller y tomó un lienzo en blanco. Cerró los ojos, imaginando un puente hermoso que conectara ambos lados del camino. Luego, con pinceladas rápidas y precisas, pintó un puente de madera adornado con flores y faroles que brillaban como estrellas.

Cuando terminó, un leve zumbido llenó la habitación. Marina abrió los ojos justo a tiempo para ver cómo el puente que había pintado desaparecía del lienzo.

Corrió de regreso a la plaza. Allí, los vecinos estaban boquiabiertos: el puente que había imaginado ahora estaba justo donde antes estaba el agujero.

—¡Es un milagro! —exclamó el alcalde.

Marina sonrió tímidamente, pero no dijo nada.

Al día siguiente, mientras caminaba por el pueblo, escuchó a los vecinos hablar sobre el misterioso puente. Todos parecían felices, pero algo preocupaba a Marina. Si su pincel podía crear cosas buenas, ¿qué pasaría si alguien lo usaba para algo malo?

Esa noche, mientras pintaba un paisaje tranquilo para relajarse, escuchó un golpe en la ventana. Era Nico, su mejor amigo.

—¡Marina! —susurró, con los ojos brillando de emoción—. ¿Sabías que alguien vio un puente aparecer de la nada?

Marina dudó un momento, pero finalmente le contó su secreto. Nico, asombrado, le pidió que pintara algo especial.

—¿Puedes pintar un árbol lleno de dulces? ¡Así podríamos compartirlo con todos los niños!

Marina rió y aceptó. Pintó un árbol alto, con ramas cargadas de caramelos, galletas y chocolates. Al día siguiente, el árbol apareció en la plaza, y los niños del pueblo lo rodearon con risas y aplausos.

Pronto, los rumores del pincel mágico se extendieron, y personas de otros pueblos comenzaron a llegar, pidiéndole a Marina que pintara cosas para ellos. Algunos querían riquezas, otros castillos, y algunos incluso pedían cosas extrañas, como dragones.

Marina empezó a sentirse abrumada. Una noche, después de que un comerciante le ofreciera un cofre de monedas de oro a cambio de un barco gigante, Marina decidió esconder su pincel.

—Es demasiado poder para una sola persona —le dijo a Menta mientras acariciaba su suave pelaje—. No quiero que esto cause problemas.

Pero una semana después, un niño llamado Tomás llegó al pueblo. Su ropa estaba rota, y su mirada era triste.

—Mi pueblo sufrió una gran tormenta —explicó—. No tenemos comida ni un lugar donde dormir.

Marina sintió un nudo en el estómago. No podía ignorar a alguien que realmente necesitaba ayuda. Sacó su pincel y comenzó a pintar. Dibujó una casa grande y acogedora, rodeada de campos llenos de frutas y verduras.

Cuando terminó, el niño sonrió y corrió hacia el lugar donde ahora estaba la casa. Los vecinos, conmovidos, se ofrecieron a ayudar a Tomás y a su familia a instalarse.

Esa noche, mientras miraba las estrellas, Marina entendió algo importante.

El pincel mágico le enseñó que el verdadero poder no estaba en lo que podía crear, sino en cómo elegía usarlo. Aprendió que la generosidad, cuando nace del corazón, puede transformar vidas y unir personas.

Peques:

¿Qué pintaríais si tuvierais un pincel mágico? ¿Alguna vez habéis ayudado a alguien que lo necesitaba? ¿Cómo os sentisteis al hacerlo?

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