¡Zas! —Un trueno iluminó el cielo justo cuando Caperucita Roja cruzaba el umbral de aquella extraña torre. No tenía idea de cómo había llegado allí. Un instante antes, estaba en el bosque, llevando una cesta a su abuela, y ahora… ahora se hallaba en un lugar completamente distinto.
Las paredes de piedra estaban cubiertas de enredaderas, y una gran escalera de caracol ascendía hasta lo alto. A su lado, sobre una mesa polvorienta, una vela encendida parpadeaba.
—¿Hola? —preguntó con voz temblorosa.
Nada. Solo el eco de su propia voz.
Dio un paso más y, de repente… ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! Algo vibró en el bolsillo de su capa. No recordaba haber guardado nada allí. Metió la mano y sacó un reloj dorado que nunca había visto antes.
Las agujas giraban sin control y, en cuanto las tocó…
—¡Uaaah! —gritó mientras el mundo giraba a su alrededor.
Cuando abrió los ojos, la torre había desaparecido. Ahora estaba en medio de un pueblo extraño, rodeada de casas con tejados puntiagudos y calles de piedra. Pero lo más sorprendente era que, en lo alto de una colina, un enorme castillo resplandecía con luces doradas.
Caperucita no entendía nada, pero algo en su interior le decía que debía seguir adelante. Caminó entre las calles hasta que escuchó una voz a su espalda.
—¡Tú no eres de aquí!
Se giró y vio a un joven con ropa elegante y una pluma en su sombrero.
—Soy Caperucita… pero no sé cómo llegué aquí —dijo ella.
—¡Vaya! Yo soy el Gato con Botas. Y parece que acabas de meterte en una historia que no es la tuya.
Caperucita abrió los ojos de sorpresa. ¡Había oído hablar del Gato con Botas en otros cuentos!
—¿Cómo puedo volver a casa?
El Gato se acarició los bigotes.
—Tal vez la respuesta esté en el castillo. Pero antes de entrar, necesitarás un regalo para el rey. Es un hombre muy generoso y sólo ayuda a quienes saben compartir.
Caperucita miró su cesta. Dentro solo quedaban un trozo de pan y un pequeño frasco de miel.
—Podría llevarle esto —dijo.
—Un buen comienzo —respondió el Gato con una sonrisa—. Vamos, sígueme.
Subieron la colina y llegaron hasta la gran puerta del castillo. Pero justo cuando iban a entrar, vieron a un niño sentado en las escaleras.
—Tengo hambre —murmuró el niño—. Pero nadie quiere compartir su comida conmigo.
Caperucita miró su cesta y, sin dudarlo, partió el pan en dos.
—Toma, puedes comer esto.
El niño la miró con ojos brillantes y sonrió.
—¡Gracias!
Cuando Caperucita se giró, vio que su cesta irradiaba una luz dorada. ¡El frasco de miel se había duplicado! Ahora tenía dos.
—¡Esto es magia! —susurró.
El Gato con Botas asintió con satisfacción.
—La generosidad siempre es recompensada —dijo.
Entraron en el castillo y fueron recibidos por el rey, que lucía majestuoso con su corona dorada.
—Bienvenida, joven viajera. He oído que compartiste tu comida sin esperar nada a cambio. Eso dice mucho de ti.
Caperucita sintió sus mejillas sonrojarse.
—Sólo hice lo que creí correcto —dijo.
El rey sonrió y levantó la mano.
—Entonces, mereces un favor. ¿Cómo puedo ayudarte?
Caperucita sacó el reloj dorado.
—Quiero volver a mi hogar.
El rey asintió y chasqueó los dedos. En un instante, el reloj comenzó a brillar con fuerza.
—Cierra los ojos —dijo el Gato con Botas—. Y cuando los abras, estarás en casa.
Caperucita obedeció. Sintió un viento cálido a su alrededor y, cuando volvió a abrir los ojos, estaba de nuevo en su bosque, con la cesta en la mano.
—¡Lo logré! —exclamó, riendo de felicidad.
Mientras caminaba hacia la casa de su abuela, notó que algo pesaba en su bolsillo. Metió la mano y encontró… ¡una pequeña bota de gato! Sonrió. Sabía que su aventura había sido real.
Preguntas para los peques
¿Alguna vez has compartido algo con alguien sin esperar nada a cambio? ¿Cómo te hizo sentir?
Si tuvieras un reloj mágico como el de Caperucita, ¿a qué época o cuento viajarías?
📖 ¿Te gustaría descubrir más historias y actividades para disfrutar con los más pequeños? Únete a nuestra comunidad aquí:
👉 https://tucuento.eu/#Apuntate✨ ¡Así podrás probar nuestra APP en su versión Beta!
#CuentosParaNiños #HistoriasMágicas #Generosidad #CaperucitaRoja #Aventura #UniónFamiliar